jueves, 16 de octubre de 2014

CARTA ABIERTA A...

Hoy me duele el espíritu y aunque sé que me ha dolido varias veces en el pasado, no había sido capaz de preguntarme el por qué, ni qué podía hacer para remediarlo, escribir me ayuda a veces a dejar atrás mis demonios, y otras veces para hacerlos más fuertes y si deben venir a llevarme por siempre, pues vendrán y no pondré resistencia sobre ellos.

Hoy, son tres las cosas sobre las que no estoy teniendo ningún tipo de control, la primera es el pasado, aquel desbocado,  pero casi perfecto pasado que sigue respirando en mi memoria pero que poco a poco se va desvaneciendo, se van perdiendo los tiempos en lo que sólo algunas cosas eran difíciles,  los tiempos en los que podía contar contigo a cualquier hora, de cualquier día, en cualquier lugar, porque el pasado nos extraña, pero no nos da permiso para volver.  

La segunda es el presente, tan lleno de “no”, lleno de complicaciones, de distancias irremediables, de visitas por costumbre, de encuentros por favores, llenos de amistades con las piernas largas y cansadas,  de cambios que golpean, de terceros con opiniones, de todos, menos de los dos, de tristezas irremediables, de canciones que ya no nos hacen mover de nuestras sillas.

Y por último el futuro, ese que pensábamos que atravesaríamos juntos y ya ni sabemos si queremos estar ahí, donde lo brillante se vuelve oscuro y nos empieza a llamar la palabra imposible, el futuro que es un cuarto lleno de soledad y desesperación, he visto el futuro y soy yo llorando por la ausencia de todos

Quizás estos tres son los que no me dejan hablar, los que no me dejan mover, el peso de los tres es tan grande que no puedo salir de mi mente y vivir con ustedes. 

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